Comentario
En el año 469, un terremoto en Laconia favoreció la promoción de una revuelta servil entre los hilotas de Mesenia, que se hicieron fuertes en el monte Ítome, lugar sagrado de Zeus en que se sentían protegidos. A pesar de que ya se definen las diferencias entre ambas ciudades, los espartanos, en situación muy agobiante, buscan la solidaridad de los propietarios de esclavos y la reciben de algunas colectividades, entre ellas de Atenas. Aquí todavía triunfaba el orgullo de la victoria, como si el apoyo a los espartiatas fuera a repercutir en la consolidación de la hegemonía, incluido el territorio del Peloponeso. Los argumentos de Cimón se dirigían hacia la consideración de una Grecia bifronte, formada por dos ejes que no se podían perder. En este debate se sitúa la primera actuación de Efialtes, opuesto a que tal ayuda se llevara a cabo. El demos vota de momento a favor de la propuesta de Cimón. Es el punto culminante de la política evergética.
Plutarco aclara el sentido que pudiera atribuírsele a ésta. Para él, no hay que ver en ella algo que pueda confundirse con la democracia. Cimón era aristocrático y laconizante. Éste fue el momento clave para que se revelaran los contenidos de sus actitudes. En efecto, la revuelta no se sofocaba a pesar de que los espartanos habían confiado en la capacidad de los atenienses. No sólo ésta resultaba inútil, sino que, incluso, comenzaron a surgir sospechas de que los atenienses no mostraban interés, a causa de sus diferentes etnias, pues no pertenecían a la rama griega de los dorios, pero tampoco compartían sus modos de concebir las relaciones humanas. Los atenienses tuvieron que marcharse, ante las sospechas de que colaboraban con los rebeldes, lo que repercutiría en la orientación de las relaciones entre ambas ciudades y en el prestigio de Cimón dentro de Atenas.
Al revelarse el sentido exterior de sus proyectos políticos, para el demos ateniense se aclararon también los aspectos externos, revestidos de demagogia, pero consistentes más bien en que la capacidad distributiva de los poderosos, enriquecidos gracias al trabajo del demos, de los esclavos, de los tributos y de las acciones navales en que participa el demos, aumenta su poder y aparta al demos del mismo. Éste se dedica a los erga, labores económicas, productivas y de consolidación del poder imperial, mientras deja los prágmata, la labor política, en manos de aquéllos, que son los que ponen en circulación el dinero. El texto conocido como "Anónimo de Jámblico" alaba esta actitud como creadora de circulación frente a la tesaurización propia del hombre tiránico, aislado de la colectividad. Aquél se encuadra dentro de la democracia, pero en una línea que reproduce los aspectos económicos del arcaísmo.